domingo, 14 de enero de 2001

Domingo en El Rastro

                                  Domingo en el Rastro

Sentado por fin en la plaza del humo y la litrona;
siento un tambor que evoca el rugir de una jungla encantadora.


Te bamboleas a ritmo de reggae danzando mentalmente;
mientras solo mueves el pie izquierdo, siguiendo el acústico momento.


Ahora suena más fuerte; qué valor! romperás el tambor;
no importa es un domingo de sol.


Colores, rumores, vidrios marrones; porros a montones.
Chaquetas militares, blusas hindús, hojitas de arroz; mientras suena el tambor.
Sigues tocando con pasión mientras llevas tus zapatillas made in Hong Kong.

Pendientes en orejas, narices y ombligos,
y el humo sagrado que inunda mis sentidos.

Hoy, todos somos hippies a nuestra manera:
tú con tu chocolate y yo con mi papel y lápiz.


Jerséis andinos, pañuelos palestinos y...otra vez zapatillas de algún barrio chino.
Quiero abrazarte, aunque no tenga costo que darte.
Gracias Taita Sol por acompañar a tus hijos este domingo de rico son.

Solidaridad que se desborda en humo y alcohol;
hoy me roza un colorido pantalón.

Hoy, todos llevamos un Gandhi dentro,
un Che Guevara resucitado un domingo de invierno.

*
Este poema escrito en invierno de 2001 en el populoso mercadillo de El Rastro de Madrid, se lo dedico a mis amigos vendedores y asiduos concurrentes del mismo.

Nota: Taita significa Padre en la lengua Quechua.



11 comentarios:

Romina Berenice Canet dijo...

Qué lindo que es el rastro! Hace poco estuve ahí.
Un gran abrazo y gracias por la visita.

Miscelaneas dijo...

Me alegro que te haya gustado Romina. Si tiene su encanto este madrileño mercadillo. Un fraternal saludo.

Carolina dijo...

Como buen navegante, he hallado un terosoro en una colorida isla de la web. He quedado deslumbrada por tanta poesía, tantos viajes y pinturas ¡Qué buen lugar!!!!! UN veradero placer pasar por aquí, ya tengo la dirección en mi bitácora de viaje....volveré. Aplaudo tu talento y buena enregía

Anita dijo...

Vivo por la zona, y describes perfectamente la mañnas del rastro de madrid. Me gusa como escribes,. Un saludo.

Rachel dijo...

Muchas gracias por la visita. La verdad es que este poema es a propósito sí, muy aprpiado y bonito. Es un placer haber descubierto esta isla en medio del asfalto. Seguiré tu blog de cerca.
Saludos.

Miscelaneas dijo...

Gracias por vuestros comentarios, será siempre un placer y descanso para el alma repostar en cada una de vuestras islas en este peregrinar continuos.
Un fuertísimo abrazo

Anónimo dijo...

El rastro es un crisol de gentes de difentes lugares en busca de curiosidades y de gangas. Me imagino una mañana en el rastro mezclada en esta diversidad de personas curioseando por los diferentes puesto terluiando con todo aquel que te acercas, enriqueciendote de la variedad con la que te encuentras de cosas. Seria especial un dia en el rastro con un poeta vagabundo. Besos del hada sureña medio bohemia.

Montse de Paz dijo...

Carlos, he leído el poema. ¡Es muy bueno! Plásticamente -imágenes vívidas, color a chorros-, musicalmente -tiene un ritmo que te engancha y te lleva, suave y subyugante- y también poéticamente. Es increíble cómo pintas con tanto lirismo un ambiente y un mundo a la vez sórdido y romántico; cruel e idealista. "Hoy, todos somos hippies a nuestra manera:
tú con tu chocolate y yo con mi papel y lápiz". ¡Uau! No puedo decir otra cosa.

Elisabet

Bella sin Alma dijo...

Baño de sol y multitudes. Colores y aromas que inundan los sentidos y nos portan, transportan a lugares quizas exoticos, quizas de ensueño.
Lo mas bello, ese abrazo que ofreces al natural, sin el artificio de la droga... como diria aquel... a pelo.

Maravilloso tu poema y tu manera de compartirnos tus sentidos y tus sentimientos. Me gustas, me gusta lo que trasmites, no dejes de escribir.

Yo quiero compartir contigo un beso :)

DRL1974 dijo...

Al releer "Domingo en el Rastro" he descubierto algo: Tras la frase "hoy me roza un colorido pantalón" sigue la frase "Hoy, todos llevamos un Gandhi dentro" y sea buscado o no, tienen relación, ya que Gandhi empezó a vestir sus atuendos de tela blanca para influir en que la gente de India no se pusiera la moda británica que se les vendía; por fastidiar al imperio colonizador. *Y estupendo poema que te pasea por el Rastro, maestro.

Miscelaneas dijo...

Muchas gracias acabo de visitar a un viejo que tiene un puesto allí y no pierde la magia. Un saludo Anita y buen domingo de sol.